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Nuestro injusto mundo

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viernes, 1 de agosto de 2014

Genocidio Palestino


Muchas páginas en los principales periódicos del mundo, entretenidas notas televisivas, algunos nuevos libros; todos nos recuerdan que estamos conmemorando 100 años desde el inicio de la Gran Guerra en 1914. Es probable que algunos jóvenes estudiosos, y muchos otros despistados, conozcan más sobre la crisis de Imperio Austro – Húngaro y el genocidio armenio, que sobre el actual genocidio palestino.

La explicación de este fenómeno es muy sencilla. El sionismo domina la prensa internacional. Grandes lobbies judíos dominan los medios y la industria, el principal anunciante. Como la “libertad de prensa” es tan importante y solemne, para evitar comentarios adversos en algún medio libre, siempre es posible informar en forma tenue y mediatizada sobre “la guerra” entre Israel y Hamas. Pues ya no es Israel contra Palestina, es Israel contra Hamas. Claro es más fácil etiquetar de terrorista a un movimiento islámico que a un país entero.

Mientras seguimos las transferencias del mercado de pases del futbol, niños, mujeres, ancianos palestinos siguen siendo asesinados por las hordas del “ejército más moral del mundo”. Con absoluta impunidad Israel ha bombardeado colegios, un centro de acogida de naciones unidas (si con minúscula) y justo hoy un hospital. La vida de los palestinos no vale nada, ni siquiera un poco más de tinta; al final son pobres tercermundistas (e islámicos) y los judíos son de primer mundo, ricos, blancos y sofisticados.

Es una vergüenza mundial lo que está sucediendo. Un genocidio propio de épocas remotas. Pero vale, los sionistas tienen el poder, el dinero, los medios y ejercito necesario para pisotear los derechos palestinos.


Para muchos es fácil olvidar que los actuales palestinos han sido expulsados de las tierras de sus padres y abuelos, condenados a vivir en guetos en la tierra que por centenares de años fue suya. Es fácil decirles terroristas a quienes han visto morir a sus abuelos, padres, hermanos e hijos a manos de los sionistas. Es fácil decirle terrorista a un joven desesperado sin presente ni futuro que con una piedra se enfrenta al más moderno fusil.

domingo, 13 de octubre de 2013

Gracias Youtube....

Soy norteño, chiclayano para ser preciso. Por diversos motivos soy distinto a mis paisanos. Detesto la cumbia y, en general, toda la música latina. Todos los medios tradicionales están infectados con esa música y, en Cusco, donde vivo, también con música vernacular que usualmente detesto.

No tengo dinero para proveerme de algunos cientos de cd´s con la música que me agrada. Mtv es ahora un canal para muchachitos calentones y donde la poca música que pasan es de negros.

Felizmente existe el youtube. Puedo navegar entre Led Zeppelin y Bowie, pasando por Radiohead y The Smiths. Puedo escuchar a Gardel y deleitarme con Chabuca. Puedo volver a vivir con los abuelos y llorar un poco con Coldplay.

Puedo, por sobre todo, descubrir grupos y canciones a los que estaría condenado a no conocer si siguiera esclavizado con los mass media tradicionales. Pero, lo mejor, puedo salir de la mediocridad de la música de mi tierra.

sábado, 12 de octubre de 2013

Alianza es una mierda...

hay que tener caca en el cerebro para ser hincha de un equipo de mierda liderado por los más pitucos de Lima que administran a unos negros de mierda corriendo tras una pelota.

Salvo excepciones honrosas, la mayor parte de hinchas de alianza son una reverenda mierda. Tal como se puede apreciar en el video adjunto. Unos delincuentes blanquiazules abusando de dos pavos (aparentemente uno de ellos mujer).

No se le puede pedir más a gente que idolatró en su momento a Waldir Saenz y ahora a tanto negrito de medio pelo

http://www.ole.com.ar/fuera-de-juego/Paliza-peruana_0_1009699239.html

Mi historia soñada.....

Siempre sueño con una historia distinta. Un universo alterno, donde el desarrollo histórico es distinto al real.

El sueño más recurrente es un Perú victorioso en la Guerra del Pacífico. Eventualmente el sueño es reemplazado con un segundo, igualmente interesante, de una Velasco victorioso, entrando a sangre y fuego hasta Santiago, recuperando Arica y Tarapaca para la patria. Y, por cierto, con algunas decenas de miles de blanquitas chilenas fecundadas por nuestro cobrizo ejercito. Una delicia sería tener a nuestros soldados visitando pololas en las Las Condes y la Reina.

Me hubiese fascinado vivir en un mundo sin "repúblicas", estoy convencido de que son una entelequia de la que se adueñan unos cuantos privilegiados. Una primera guerra mundial donde se hubiesen impuesto las potencias centrales nos hubiese dado mayor estabilidad y nos hubiese librado de la infamia del comunismo. Prefiero un mundo donde los líderes sean los Habsburgo, los Hollenzollern, los Romanov y tantos otros y no un mundo de zapateros, hollandes y berlusconis.

Por cierto, una guerra de secesión donde hubiese triunfado los Confederados. Estariamos viviendo en un mundo más romántico, sin consumismo y sin la hipocresía de los socialmente correctos.

Más lejos en la historia. Una victoria total persa sobre los griegos. Nos hubiera ahorrado lo platónico y otras yerbas filosóficas.

Ah, por cierto, una palestina musulmana sin la intromisión genocida de los judios. Una palestina donde aún los hijos del Islam cuiden sus olivos y vivan en paz en la tierra de sus ancestros.

martes, 8 de octubre de 2013

Miguel Grau

Desde pequeño admiré a Miguel Grau. Su gesta heroica siempre me impresionó y me llenó de orgullo. Cada vez que sentía vergüenza de la patria en la que nací o desesperanza, su gesta (y las de Bolognesi y Cáceres) me daban nuevamente fe en la tierra en la que Dios me premio al nacer.

Sin embargo, llevado por las imágenes que circulan de Grau, siempre pensé que era un adulto de más de 50 años, con la familia lograda y los hijos adolescentes o mayores. Siempre había escuchado sobre el amor por su familia y leído fragmentos de las cartas que les dedicó. Pero, cegado por su imagen, lo tenía por un hombre con hijos mayores.

El último viernes, visité el museo que hay en su casa en el Centro Histórico de Lima. Con sorpresa descubrí que al morir dejó hijos muy pequeños. Incluso uno de pocos meses de nacido.

Mi admiración y respeto creció aún más. Partir hacia una muerte segura, dejando en casa a una mujer desconsolada y niños pequeños es una decisión dura, muy dura. Difícilmente un hombre común la tomaría. Pienso en mis hijos y siento que no sería capaz de replicar su heroísmo.

Grau, en el cielo de los héroes, donde con seguridad te encuentras, quiero que sepas que te admiro. Y que mi amor por el Perú crece con la admiración que siento por ti y por nuestros héroes.


lunes, 7 de octubre de 2013

Sueños...

Me he pasado la vida soñando. Muchas veces he querido ser quien no soy. Nunca he deseado (o esperado) ser alguien importante o poderoso. En la mayor parte de mis mis sueños y fantasías he sido un soldado leal o un súbdito fiel. Algunas veces un héroe mítico o un gentil caballero.

Cuando leía los Tres Mosqueteros, soñaba con ser Athos, magnífico y leal. Pobre pero digno. Cuando leía Quo Vadis, quería ser Petronio. Más de una vez soñé con una muerte similar a la suya. En una elegante y magnifica recepción, morir con mi amada celebrando con mis amigos.

Quise ser el Conde de Montecristo disfrutando su venganza. Quizás el personaje más epicúreo que soñe alguna vez ser fue Juan Lucas, de Un Mundo para Julius. Alguna vez quise ser Jean Valjean con su misera felicidad. 

He soñado muchas veces con ser un soldado alemán al servicio del kaiser. Seguro mi máxima felicidad hubiese sido ser condecorado alguna vez por Guillermo I o Guillermo II. Hubiese sido feliz desfilando por Paris y contándoselo luego a mis hijos y nietos. Hubiese sido un cosaco fiel, muriendo por Nicolas II, matando a muchos rojos insanos en el camino.

Hubiese sido un soldado fiel de la Confederación. Luchando por las haciendas y el algodón. Un samurai o un kamikaze japonés, dando mi vida por mi emperador.

El sueño más patriota que tengo es haber muerto en Arica. Junto al Coronel Bolognesi. Espero en una vida pasada este sueño haya sido real. 

Me hubiese gustado morir en muchas guerras. Por mi patria (la que me hubiese tocado vivir). 

Sueño (o pesadilla)

Casi cada domingo asisto al Izamiento de Bandera y Desfile de Honor en Cuzco. Es una costumbre que tengo desde muy pequeño. Si los católicos (y evangélicos) van al templo, yo voy a rendir homenaje a mi patria. He tenido la oportunidad de asistir al Izamiento en Piura, Chiclayo, Lambayeque, Trujillo, Arequipa, Huamanga, Puno, Oxapampa y algunos otros pueblos que no recuerdo. Por cierto en Lima asistí a uno de los actos más tristes que recuerdo, decidiendo no volver.

Nunca he podido evitar derramar lágrimas durante la entonación del himno nacional. Ahora, con casi 40 perdí la estúpida vergüenza juvenil y canto "con fervor patriótico las sagradas notas de nuestro himno nacional".

Siempre he creído en la reencarnación. La primera vez que visite Piura sentí que Castilla era mi barrio, todo me era familiar a pesar de que nunca había estado allí. Cuando canto el Himno Nacional, siento lo mismo. Siento que estoy en la guerra con chile y canto con fuerza y pasión; para darme fuerzas y valor para luchar contra el enemigo.

Pero, lamentablemente, no siempre es un hermoso y heroico sueño. Eventualmente es una pesadilla. Cuando sueño, soy un peruano heroico, uno de los cientos soldados rasos que murió junto con Bolognesi en Arica. Cuando tengo pesadillas, miro mi pasado con terror, siento que soy un cobarde arequipeño, de aquellos que recibieron con los potos blancos al aire al infame invasor.

Espero que haya sido un sueño y no una pesadilla.