La Energía de Cusco

Hace casi 10 años vine por primera vez a Cusco. Entre las muchas cosas que tenia agendadas, una era experimentar "la energía de Cusco". Habia leído a muchos gringos pastrulos sobre el misticismo de la ciudad y la energía sagrada que se siente en la misma. Tambien habia leído a algunos hippies nacionales sobre el mismo rollo.

Tras sesudas y largas investigaciones, encontre que el punto místico más importante era Machupicchu. Lamentablemente mi exiguo presupuesto me impedia ir a la ciudad perdida. El segundo punto de encuentro místico y energético era la Plaza de Armas de la ciudad.

Cargado de ilusión me ubique estratégicamente sobre la misma. Medité, pensé, soñé, imaginé, pero nada. No sentía ni un carajo de la "recarga de energía". Supuse era un vil materialista inmune a la energía cósmica y al encuentro con nuestros ancestros.

Hoy es distinto. Cada vez que vengo a Cusco me cargo de energía. Pero, lamentablemente, de energía negativa. Me lleno del resentimiento, la envidia, el rencor, el odio, la maldad, el comunismo, el chavismo, y todos los males del mundo. Llego a Cusco y en tv, en radio, en los diarios, solamente veo odio y rencor. Todo enmarcado en el "no nos dejaremos pisar el poncho".

El tema del gas de camisea es clarisimo. Es obvio que hay gas de sobra para el país y para exportar. A algún politiquero (y teniendo como gurú a Campódonico!!!!!) se le ocurrió que no hay gas suficiente. Lo que no hay son ductos para transportarlo. Si queremos gas solamente para los peruanos, lo tendremos para 500 años, cuando, probablemente en 50 sea ya inútil.

Y ahora, todos los cusqueños, sabiendo poco o sin saber, estan contra la "exportación de gas"; la mayoría ni entiende de que se trata, pero para joder, Cusco siempre rojo.

Me amargo y me revuelvo el higado. Pero ahora entiendo porque Cusco paso de ser la ciudad más importante del país a la segunda, la tercera y ahora probablemente la décima.

Cuando Huancayo era poco más que un apeadero y una pequeña feria rural, Cusco era una ciudad importante. Hoy, queridos cusqueños, visiten Huancayo y vean el cambio.