Con una selección peruana que juegue con la garra y el amor a la camiseta con el que juega los uruguayos.
Sin ser un experto en futbol, es fácil saber que un tridente ofensivo formado por Guerrero, Pizarro y Farfan es superior técnicamente (y en talento) a cualquiera formado por Forlán y sus amigos.
Una defensa formada por Acasiete, Zambrano, Rodriguez y Vargas, es superior a cualquiera formada por Lugano&Cia.
En el medio campo, ambas selecciones son mediocres, sin ninguna figura resaltante. Quizas Ballón sea inamovible, pero no se me ocurre uno más.
Pero hay una diferencia sustantiva. El amor a la camiseta, el honor en juego, el orgullo de defender los colores patrios. Los peloteros peruanos se conforman con una trampa y un buen auto. Los uruguayos, quizas busquen lo mismo en el día a día. Pero, cuando tienen la celeste en el pecho, se transforman en once guerreros que luchan contra el rival, y contra sus propias limitaciones.
El día que vea a nuestro equipo llorar en una derrota, o en una victoria, sabre que iremos al mundial.
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