Si viviese en San Vicente de Cañete, con seguridad apoyaría las protestas. No tiene ninguna justificación que el gobierno pretenda trasladar hacia Cañete a los delincuentes mas "ranqueados" del país.
Junto con los delincuentes, llegan sus familias. Casi con plena seguridad se puede afirmar que todos los miembros de esas familias son delincuentes. De hecho, sería un cáncer que destrozaría la tranquilidad de las familias cañetanas.
En principio creo que los delincuentes deben ser fondeados y listo. Se acabo el problema, pero como vivimos en un mundo dominado por los socialmente correctos y los progres, que siempre defienden los "derechos humanos" de delincuentes y terroristas; sólo queda como solución que se construyan los penales en lo más profundo de la selva o en lo más alto de las punas, o por último en alguna de las islas despobladas de nuestro mar.
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