Me indigna que a un grupo de maricones limeños se les haya ocurrido realizar su "protesta" en el atrio de la Catedral de Lima. Discrepo profundamente con quienes los apoyan, y por varios motivos:
1. Estan prohibidas las manifestaciones y protestas, de cualquier tipo, en el Centro Histórico de Lima. Por más rosquetes que puedan ser, no tienen derecho de alterar el orden público.
2. Los homosexuales son MINORIA, tienen que respetar a la MAYORIA, si quieren que esta los respete. No pueden intentar que niños y ancianos sean espectadores de sus actos impropios.
3. La Catedral es un lugar de respeto y culto para muchas personas. Ancianos, familias, niños, tienen el derecho de asistir a misa, sin tener que soportar un espectaculo vulgar, al entrar o salir de la misma.
Creo que cada uno tiene el pleno derecho de decidir que hace con su vida. Pero hay límites, definidos por la moral y las buenas costumbres. Tienen, de hecho, muchos espacios privados donde pueden expresarse libremente. Que se restrinjan a ellos.
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