Voy a extrañar a Gadafi. Su estrafalario (y criminal) gobierno, debe ser uno de los últimos reductos del mesianismo político. Lamentablemente, no podrá decirse que con él muere la inefable casta de dictadores pueblerinos y pintorescos. Acá, cerca a nuestras fronteras, tenemos a Evo y al que se cree la reencarnación de Bolívar. Y ni hablar de la presidenta más fashion del planeta.
Es sorprendente que en países supuestamente civilizados, todavía puedan existir estos regímenes crueles e ineptos. Podría entenderlo en alguna tribu de la edad de piedra, pero en pleno siglo XXI es realmente sorprendente.
De hecho, el caso que más he seguido es el de Chávez. Reconozco que me encantan sus mamotretos televisivos y sus discursos panfletarios. Son mas jocosos que los chistosos, Alvarez y Benavides juntos. Creo que la exhumación de Bolívar merece el Oscar a la comedia política, realmente un hecho del más extraño humor negro. Por cierto, si fuese veneco, andaría muerto de la vergüenza con semejante mamarracho de presidente.
Volviendo al Gadafi, me sumo al dolor de los propietarios del Swisshotel. No llegará el payaso libio con sus 200 "vírgenes". Se perderá un cerro de dinero. Una lástima.
Gadafi ha llegado al parnaso de los genocidas y criminales de guerra. Que se pudra pronto en el infierno, junto con Milosevic, Mao y todos los jerarcas rojos, rojimios y rosados.
Pero que le voy a hacer, lo extrañare, junto con su "libro verde" y todas sus yerbas metafisicas.
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