Muchos peruanos se dejaron engañar por el slogan "honestidad es el cambio". Al final, los humalientos han resultado ser tan voraces y angurrientos como el más corrupto de los apristas. La repartija de puestos en el sector público supera el peor escenario. Petroperu y Essalud son su coto de caza predilecto. Cada día nos sorprenden con alguna nueva prebenda o un nombramiento por decirlo suavemente "inusitado".
De hecho, aparentemente, se mantendrá la estabilidad macro económica y se harán ajustes en la micro economía. Necesarios por cierto. Al final, en una actitud completamente cínica, podríamos decir "si dejan que el país funcione y crezca, que hagan lo que quieran".
Si crecimos con Toledo y con Alan II. Podemos hacerlo con Nadine. Ojalá la angurria de los humalientos no destroce un modelo que funciona.
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