Lo sucedido con Ruth Thalia es una muestra más de lo poco que vale la vida en el Perú. Algo de dinero fácil, un periodista inescrupuloso y se acaban los sueños de una mujer pobre y aspiracional.
Una pena que tanta gente defienda a un inescrupuloso que por rating (y el dinero que trae) es capaz de cualquier cosa, poniendo en el aire, ante millones de embrutecidos televidentes, las más intimas y asquerosas revelaciones de personajes sin valores, dispuestos a todo por unos cuantos soles.
Si Frecuencia Latina tuviese algo de ética, podría esperar que cancele el programa. Sin embargo, teniendo un dueño judío, para quien el dinero vale más que la vida, tendremos a Beto por muchas noches de sábado más. Hasta que los embrutecidos televidentes peruanos encuentren otra porquería televisiva que admirar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario