Los Derechos Humanos como negocio

Un primo hermano de mi mamá fue asesinado por sendero luminoso en Huamachuco. Tenía menos de 30 años. Dejó viuda y dos hijas; ambas de menos de 5 años cuando él falleció. Hasta ahora me estremecen las lágrimas de mi tía abuela y de mi abuela durante el velorio y por varios meses más.

Un vecino mio perdió dos hijos. Ambos asesinados por sendero luminoso en el Callejón de Huaylas. En momentos distintos, ambos, uno ingeniero agrónomo y otro ingeniero civil, murieron en atentados a las dependencias públicas en las que trabajaban. Mi vecino, un viejo humilde, técnico electricista, de aquellos que abundaban en los años 80, recorría a pie toda la ciudad reparando desde licuadoras hasta televisores. Siempre que hablaba con él, me comentaba orgulloso que, trabajando de sol a sol, había logrado dos hijos profesionales.

Luego de la muerte de sus hijos, lo seguí viendo muchas veces, caminando sin rumbo por la ciudad. Cada día más pobre, cada día más loco.

Estoy seguro que ni garcía sayán ni ernie ni aprodeh ni idl, ni ningún oegeciento acomodado de apellido en castizo español, conoce estas historias; ni miles de historias similares. No son negocio. Ningún gringo hippie o europeo malintencionado da dinero para defender a las víctimas de los criminales senderistas ni mucho menos para ofrecer un consuelo a sus familias.

Los gringos hippies y los europeos malintencionados dan dinero para defender a senderistas y delincuentes en contra del estado. Allí esta el dinero fácil, allí esta la casa en la playa (como magistralmente describió Tanaka). Lo único que me consuela es que el infierno de Dante queda chico para la insanía de quienes dicen defender los "derechos humanos". Con seguridad, todos ellos, empezando por dieguito, se pudrirán en lo más profundo del infierno.

Para mi, nada más infame que defender a delincuentes terroristas. Enfermos que atacaron a la sociedad en su conjunto, asesinando cruelmente a miles de campesinos, pequeños funcionarios públicos, policías y demás inocentes. Pudrete ernie, pudrete dieguito.