Cuando era niño, allá por los años 80 del siglo pasado, mi bisabuela, que entonces tenía más de 90 años, siempre me decía: "hijito nunca confíes ni en un chileno ni en un judío".
La referencia a los chilenos la tengo muy clara. Pocos años antes que ella naciera, habían saqueado y quemado su pueblo. Ella creció en un país en ruinas gracias a la agresión chilena. La referencia a los judíos nunca la tuve muy clara, aunque supongo debería estar relacionada a alguna tragedia familiar causada por un agiotista judío.
Nadie puede dudar que Perú perdió la guerra no contra Chile, sino contra Inglaterra. Sin el apoyo de esta potencia, los chilenos nunca hubieran podido luchar contra Perú y Bolivia a la vez.
Pero, eso es pasado. El presente es que Chile sigue siendo un país expansionista; su inmensa inversión en armas, que ha roto el equilibrio estratégico en la región, es la muestra evidente de sus intenciones bélicas. Si ganamos el litigio en La Haya (lo cual es muy probable en tanto tenemos la razón y la justicia de nuestra parte) seremos testigos de las verdaderas intenciones de los caines del sur.
No hay que perder de vista que la actual riqueza chilena se cimentó en territorios peruanos (saqueo de la riqueza nacional y luego explotación del salitre) y bolivianos (prácticamente todo el cobre chileno esta en territorio boliviano). Y que hoy en día necesitan agua y gas para consolidar su desarrollo.
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