Cuando el payaso caviar de Paniagua creó la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional - CVR, fui uno de los pocos peruanos que opinó en contra. Para mi, TODOS los terroristas, desde Abimael hasta el último de los terroristas, deben servir de alimento para anchovetas o, en su defecto, ser insumos para el compost que necesitan tanto nuestros esforzados agricultores. En esta cruenta etapa de nuestra historia, la realidad y la verdad iban de la mano: casi todos los peruanos fuimos atacados por una horda enferma y criminal. No había mucho que investigar al respecto.
La CVR reescribió nuestra historia, desde la perspectiva caviar. Leí, con indignación, sus conclusiones, plasmadas en un infame informe. Una vergüenza. Lamentable. Poniendo en el mismo nivel al estado y a los delincuentes terroristas (que atacaron, violaron y mataron). No se puede negar que el estado también cometió abusos; sin embargo fueron hechos aislados, en medio de una guerra cruenta y salvaje; quizás salvo La Cantuta, Barrios Altos y algunos hechos adicionales, que si podrían considerarse "terrorismo" de estado.
Las conclusiones de la CVR no me sorprendieron. TODOS sus miembros eran prominentes caviares, era obvio que su corazoncito terrorista-timorato (sino, hubiesen tomado las armas como los delincuentes que admiraban) iba a tirar hacia los delincuentes senderistas. Tenemos ahora, que gracias a estos sinvergüenzas caviares bien remunerados, nuestros policías y soldados héroes están al mismo nivel que los delincuentes de las hordas de Abimael.
Seguro que el "Museo de la Verdad" será una payasada caviar, un homenaje a los terroristas. Pero ahora que es liderado por el más hdp de todos los caviares, el inefable e inmoral, Diego García Sayán; el escenario pinta para peor.
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