Hemos tenido grandes mujeres desempeñando la función de primera dama de la Nación. Me resulta especialmente destacada doña Pilar Nores (sin dejar de reconocer a doña Violeta Correa). Recuerdo que en muchos inhóspitos parajes serranos a los que fui el año 2010 por trabajo, ella ya había estado, entregando víveres, cocinas mejoradas y otros insumos gestionados por su Fundación. En una labor silenciosa y comprometida. Si bombos y platillos y, por sobre todo, sin prensa.
Unos familiares mios la vieron varias veces liderando actividades sociales. Siempre con una sonrisa en los labios. A pesar de sus graves problemas con el presidente García, ella cumplia con eficiencia y carisma su rol de primera dama.
Cuando los peruanos elegimos, elegimos un presidente. Su esposa asume un rol protocolar complementario. Asi lo han entendido casi todas las primeras damas del país. Muchos detestaban a la Karp por su protagonismo. Pero son pocos los que critican a Nadine, a pesar de estar interviniendo mucho más que la Karp en su momento más entrometido.
Y prefiero ser de los pocos. Nadine NO ha sido ni elegida ni designada para ningún puesto público. Que sea quien lleva los pantalones en el hogar Heredia - Humala, no le da derecho a intervenir en la función pública.
Para mal o para bien, los progres de este país eligieron al cachaco. Él tiene que gobernar. La señora Nadine puede roncar en casa, o si lo prefiere imponer sus decisiones, pero en privado. NO puede ni debe intervenir directamente en la gestión pública.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario