Los humalientos en el gobierno se han apropiado de esta memorable frase del Presidente Benavides. La doble moral con la que operan es apabullante. Su slogan de campaña "la honestidad es el cambio" seguro esta bien guardado en casa de alguno de sus "donantes de campaña".
No podía esperar otra cosa de la zarta de angurrientos y payasos que integran las filas del humalismo. Sin embargo, ni en el peor de mis escenarios podía suponer que los escándalos salten tan rápido y tan alto. Primero un hermano del presidente, luego dos importantes congresistas del partido de gobierno, finalmente el segundo vicepresidente.
Imagino los gritos y las histerias de JDC si los escándalos los hubiesen causado apristas o fujimoristas. Ahora un observador despistado lo puede confundir como un aúlico más del gobierno, aplaudiendo algunos logros mediocres y tratando de entibiar los hechos de corrupción. El antiguo adalid de la honestidad y la lucha contra la corrupción es ahora un pequeño sobón del gobierno de turno.
Lo más risible es que el "intachable moralizador" alias "payasito" Chehade, ha caído hasta lo más profundo del oprobio y la miseria humana. Por cierto, no se le puede negar que, con certeza, es uno de los políticos más caradura que ha nacido en esta tierra.
No me decepcionan los humalientos, pues lo esperaba. Pero de hecho me sorprende que hayan mostrado las garras tan rápido.
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