Alditus ha estado brillante en su columna de hoy lunes. JDC se ha pintado tal cual: como el oligarca engreído que se considera el dueño del mundo (y por cierto el dueño de la verdad y la honradez). Todos conocemos al JDC clasista y combativo (a pesar de su buen apellido y jugosas rentas), durante sus más de 40 años de político se vendido como un luchador por los pobres y contra la corrupción (si JDC es un luchador social comprometido, yo soy la reencarnación de la Madre Teresa de Calcuta).
Pocos conocíamos al JDC caprichoso y engreído, figuretti y casi casi "divo". Pero que bueno que se haya mostrado tal cual ante toda la sociedad peruana. De hecho, es uno más de los infames caviares: rico (muy rico), de muy buen apellido, con lujosa casa de playa, emparentado con toda la burguesía, incompetente e incapaz de generar riqueza, sólo de atacarla para sacar su propia tajada.
Pero quizás, lo más común en todos los caviares es su absoluta falta de respeto por todos los demás, su ego monumental que los hace sentirse "la reserva moral de la patria" (chupate esa Chehade). Y por cierto, lo que más indigna de los caviares es un monocorde habilidad de lucrar de los más pobres.
Gracias JDC por haberte mostrado tal cual eres: un aristócrata prepotente y majadero.
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