En algún momento los oenegecientos ambientalistas le cambiaron el chip a muchas personas en el país. Yo crecí en un país que estaba orgulloso de su historia minera. El "Perú, país minero" era una idea fuerza, permanente en mi educación primaria y secundaria.
Y estábamos orgullosos de ser un país minero aún teniendo la minería más contaminante y excluyente del mundo. Ahora, que hay minería seria, social y ambientalmente responsable, aparecen los extremistas intentando truncar nuestro desarrollo.
Yo podría entender la oposición ambientalista si esta fuese consecuente y se opusiera con la misma virulencia a la minería ilegal. Pero no, la minería ilegal pasa piola sin que Oxfam, el curita Arana y el presidentito Santos digan esta boca es mía.
No hay plata hippie para oponerse a la minería ilegal. La que más contamina, depreda y que siempre viene de la mano de todos los males sociales.
Si los "ambientalistas" lucharan también contra los mineros ilegales, algo les podría creer. Pero, su cómoda y bien remunerada posición anti gran empresa, me parece la forma más sencilla de ganar mucho dinero con poco esfuerzo. Para mi son sólo una cuadrilla de mercenarios asalariados.
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