Ayer por la mañana me sorprendió la noticia. Me aterró. Me sacó de cuadro. Que un padre viole repetidamente a su hijo de solamente 8 años (y aparentemente desde que tenía 5 añitos) y que al final intente matarlo es algo absolutamente aberrante.
Ayer vi a la madre sorprendida y llorando. Me pareció lo normal, lo correcto. En ese momento se podía haberla acusado de descuido y negligencia, pero era (en ese contexto) probablemente injusto.
Luego la infeliz madre declara que "lo perdonaría y que podría volver con él", refiriéndose al infame violador.
Estas declaraciones la delatan y la muestran de cuerpo entero. Una mujer infame. Una criminal. Tanto ella como el padre violador deben ser ajusticiados. No merecen otra condena. Son individuos de la peor calaña. Mancillar la inocencia y destrozar la infancia de su propio hijo no tiene ni justificación ni perdón.
Ojalá en este momento el infame de Moises Muñante ya haya "pasado por las armas" en el penal. No una vez, sino al menos una decena, que sufra en carne propia el daño que le hizó a su inocente hijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario